Cuando reía lloraba
pero lloraba con alegría
sólo su risa lo alegraba
cuando su llanto apagaba.
Saltaba como alegre niño
haciendo muecas y guiños
era la imagen del circo
que con harapos vestía.
Panteras,leones y tigres
eran la atracción preferida,
y en los pequeños recesos
al payaso con risas pedían.
Luego de los malabaristas,
acróbatas que a las alturas retaban
capturando entre los aires
los nervios de los más intranquilos.
Salía el payaso de nuevo
a despertar a dormilones y nuevos
con sus carrillos pintados
y su sonrisa engalanada.
Acto tras acto llegaba
cual salvador bienvenido
el payasito ladino
que hacía de la función pergamino.
Su faena terminaba
cuando nadie lo llamaba
los aplausos decaían
y las risas se apagaban.
Día tras día su rostro
de pintura tenia que cubrir
para ganarse la vida
tan solo disimulando alegría